Lo más destacable, con poca duda, es la vigencia de la tregua para los terroristas. Recordemos que pese a la insistencia del Gobierno en que el proceso de paz está acabado, ETA todavía no ha expresado en un comunicado la ruptura de la tregua, y está dispuesta a "asumir compromisos firmes si los ataques a Euskal Herria cesan", eso es, no ilegalizar a ASB.
Pero ASB ni siquiera se ha tomado la molestia de intentar pasar como legal: sus responsables han sido procesados como colaboradores de banda armada, siguen con la denominación de Batasuna y reproducen el esquema organizativo de ésta. Los terroristas y los batasunos tiensan la cuerda, pero para estar en las elecciones del mes que viene hay que condenar el terrorismo, ése es el compromiso que debería asumir ETA y su brazo político si realmente hay deseo de acabar con la mayor vergüenza de este país.